Fue un éxito en todo el mundo. Alcanzó el número uno en las listas de ese país y en Reino Unido, durante cuatro semanas en abril de 1973. Asimismo, logró el número uno en las listas australianas durante siete semanas.
Se trató del single más vendido en 1973, tanto en los
Estados Unidos como en Reino Unido. En 2008, la revista Billboard clasificó a
la canción como la más grande de todos los tiempos, entre 37 temas, en su
edición de la celebración del aniversario 50 de la Lista Hot 100.
La canción está narrada desde el punto de vista de un preso que cumple su condena de tres años, pero es incierto si será bien recibido en casa. Escribe a su amor, pidiéndole que ate una cinta amarilla alrededor del viejo roble en frente de la casa si quiere que regrese a su vida.
En caso de que no hubiera cinta, el hombre no bajaría del autobús
y seguiría a otro destino. El día de la salida de prisión le pide al conductor
del vehículo que se fije él, temeroso de no ver nada. Para su sorpresa, había
100 cintas amarillas alrededor del árbol, una señal de que era esperado con
gran satisfacción.
Cuentan que el origen de la idea de una cinta amarilla como
recuerdo fue una práctica del siglo XIX, cuando algunas mujeres la llevaban en
el pelo para significar su devoción a su esposo quien servía en el ejército de
Estados Unidos. Así se ha mantenido como
una tradición popular.
Por iniciativa de René González, uno de Los Cinco presos
cubanos en Estados Unidos por realizar acciones de espionaje a favor del pueblo
de Cuba y contra el terrorismo, este 12 de septiembre la Isla se llenó de
cintas amarillas.
Como en la tradición americana, el pueblo espera el regreso
de los otros cuatro prisioneros en cárceles del país norteño.
Un grupo de músicos cubanos grabó recientemente este tema
para apoyar la campaña. Entre los artistas se encuentran populares cantautores
como Silvio Rodríguez, Amaury Pérez, Frank Fernández, Kiki Corona, Gretell
Barreiro y Luna Manzanares.
Se mal usa, por los dictadores cubanos.
ResponderEliminarNo les corresponde. Viva el capitalismo.